22 de mayo de 2012

sueños


Llegué a mi cuarto cansada. Tenía ganas de descansar, de nadar entre sueños inverosímiles y surrealistas y dormir profundamente hasta que llegase un nuevo día. Así, que eso hice, me puse mi pijama rojo, me tumbé en la cama y cerré los ojos.

No quise soñar contigo, como otras muchas noches, pero tu recuerdo volvió a inundar mis pensamientos y a la mañana siguiente solo pude escribir esto.

“El primer día de nuestras vidas. Nuestras. Esos momentos que compartes conmigo. Esos abrazos entre las esquinas. Esas miradas que hacen que me sienta única. Esos malos momentos pasados que matas cada vez que me besas. Esas palabras que necesitan salir de mi boca. Y ya no puedo soportarlo más, me acerco a tu oído y te suelto sin más un te quiero. Aunque lo diga bajito, me gustaría gritarlo tan alto como lo hiciste tu en aquella fiesta. He decidido seguir susurrándotelo durante todo el día. ¿Mañana? Ya veré si me deshago o no de tu recuerdo y dejo de murmurar entre sombras”

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