Hoy es el último día de este desdichado año, de este mes que trae desgracias por doquier, de esta temporada que por mucho que lo intente, no sabe sacarme una sonrisa. Puede que sea, por lo tanto, la luz al final del túnel, esa pequeña esperanza de ser feliz que nunca se extinguió, al menos, no del todo.
Este año, no pienso felicitarle el año nuevo a nadie, llamar simplemente para decir “FELIZ 2012!” o escribir mensajes de ninguna clase. Solo voy a preocuparme por mí misma, que creo que me lo merezco. Esta noche voy a beber y fumar, a reír hasta explotar y exprimir cada segundo como si fuese mi último día de vida.
¿Quién sabe la de cosas que pueden cambiar en el año que se nos acerca?
No hago más que darle vueltas a ese mensaje. Mensaje de año nuevo del año del que hoy nos despedimos. Tomando las uvas hoy, una vez más me acordaré de ti, y si se te pasa por la cabeza desear algo, aunque muy a mi pesar no tenga nada que ver conmigo, yo te desearé lo mismo a ti. Este 31 de diciembre y todos los que viva lo haré. Te lo juro.
“Cariño, te quiero. Hoy más que nunca, pero no menos que siempre. Quiero compartir contigo el resto de mis días, y que haya muchos más como hoy. Cuando suenen las campanadas, los dos pediremos un deseo, el mío: que se cumpla el tuyo. Feliz 2011”